sábado, 24 de abril de 2010

De libros, tele y boicots

Han pasado tantas cosas en los días recientes que, además de que no podría abarcar todo, no sé ni cómo empezar. Así que mejor me avocaré a lo que el título de la entrada dice. Curiosamente lo que les quiero platicar de los 3 temas del título sucedió en un solo día: Ayer.

1. Como medianamente saben quienes no viven bajo una piedra, ayer se celebró el día del libro. Eso ocasionó una serie de celebraciones en un chingo de lugares con actividades culturales, regaladero y recomendaciones de libros al por mayor, esclavos del servicio social haciendo trabajos humillantes propios de su condición infrahumana, etc.

2. Por otra parte tenemos a la televisión. Ese bendito aparatejo al que muchos aprendimos a amar antes de que los Simpsons la abrazaran frente a nuestros ojos. Lo he dicho antes y lo repito: Me gusta ver la televisión y (algo de) la mierda que pasa en ella.

3. Tuiter. Ahhhhh tuiter. Tan lejos de dios y tan cerca de los tuiteros. Los tuiteros son una subespecie taaaaaaan peculiar. Son de piel sensible y pueden pensar en un montón de ideas pendejas y, cuando alguien tiene una buena idea, la vuelven pendeja.

¿Cómo combinar las 3 puntos ya mencionados en uno solo? Ahí les va: Ayer revivió en el tuiter el eternísimo y pendejísimo cliché de que los libros son superiores a la televisión y que hay que ponerse a leer mucho. Saltaron al por mayor recomendaciones de libros alegando que en la televisión pasa pura mierda y que los libros son un canal inmejorable por el cual se transmite cultura y conocimiento. Además de que, en un acto de pendejismo extremo, echaron a perder, al menos por un ratito, una medida de presión realmente efectiva, como lo es el boicot.

Vayamos por partes:

Leer es bueno:


Ver televisión es malo:


Otra vez: Leer es bueno:


Ver televisión es malo:


¿No quedó claro? Va una vez más.

Leer es bueno:


Y ver televisión es malo:



Ya lo entendieron ¿verdad?

Leer no es bueno por sí mismo, de la misma forma en que ver televisión no es malo per se. El pedo está en lo que uno consume. La lectura es un concepto, no sobrevalorado, sino mal comprendido. La lectura no da superpoderes, ni aumenta la calidad moral, ni da estatus (si acaso el estatus de ñoño), ni son todos los libros fuente de conocimiento, ni nada de eso.

Por su parte, si bien es verdad que la televisión (abierta o de paga) está plagada en su mayoría de mierda mataneuronas, también tiene contenidos a los que vale la pena poner atención.

Dice un folleto que anda circulando por la red lo siguiente (léase bajo su propio riesgo. No es mi pedo si se trauman). Se refiere a la Biblia, pero si se fijan, puede aplicarse al tema que estamos tratando. Énfasis míos:

Claro que hay pasajes agradables: Aquellos que son cuidadosamente seleccionados por el sacerdote los domingos. Pero si encuentras algo de chocolate en una pila de estiércol no te lo comes ¿O sí? No. Lo bueno esta echado a perder por lo malo que lo rodea.


En su momento revisé y refuté ese folleto. Al frangmento que estoy citando reviré:

Con ese razonamiento no podríamos leer ni ver nada, puesto que todo es estiércol y chocolate, desde la misma Biblia que trae chocolatitos muy sabrosos, hasta el Tratado de ateología de mi admirado Onfray que trae unos plastotas de mierda intragables. Es necesario (aunque no es a güevo) que sepamos y podamos extraer de cada obra lo valioso.

Estiércol y chocolate. He ahí el dilema.

Es una chingonería que, dados los tiempos que estamos viviendo, tengamos a la mano información de todo tipo: Chingona, buena, mediocre, mala, chafísima y ésta. Resulta que, para que podamos hacer esa selección para extraer lo valioso de cada cosa, necesitamos estar expuestos a todo. En otras palabras, necesitamos conocer el estiércol para distinguirlo del chocolate. Necesitamos haber leído alguna vez La Prensa para valorar La Jornada. Necesitamos haber leído a Carl Sagan para saber a qué tirarle con Deepak Chopra. Y podemos citar chingomil ejemplos más. Y sólo así podremos desarrollar nuestro "ojo clínico" para distinguir cual mierda es la que queremos tragar (no se hagan pendejos, a todos nos gusta dormir nuestras neuronas).

Hablaba de los tuiteros y sus ideas porque, para ligarlo con lo anterior, han promovido un chingo de campañas una más pendeja que la anterior, usando sus internetz como forma de protesta tan bonita como inútil. La más reciente: Dejar de ver Televisa por 48 horas. Normalmente, cuando surge una campaña tuitera me burlo hasta aburrirme. Ésta en particular me dio mucho coraje porque trivializa y desprestigia una forma de protesta y un medio de presión que sí puede resultar efectivo dado el caso: El boicot.

El boicot o embargo, definido como "negarse a comprar, vender, o practicar alguna otra forma de relación comercial o de otro tipo con un individuo o una empresa considerados, por los participantes en el boicot, como autores de algo moralmente reprobable" resulta, a diferencia de otras pendejadas como la Marcha por la Paz o la Marcha contra la inseguridad, una opción que sí podría surtir efecto si se aplica bien. Pondré un ejemplo hipotético y 3 reales:

1. Yo tengo mi changarrito. Un cibercafé. Si mis clientes vienen a exigirme y a hacerme una marcha para que yo baje los precios o les regale algo puedo, con una mano en la cintura, pintarles el dedo. Pero si se ponen de acuerdo y, sin andar haciendo faramallas, nomás ya no vienen, valgo madre.

2. Hace un par de años en Perisur (ya sé, muy popis, pero el ejemplo es válido) se dio una protesta muy fuerte contra los ilícitos que se cometían por allá. Se pusieron de acuerdo y decidieron no comprar ahí.

3. También hace unos años, a raíz de que se destapó la cloaca de Maciel en el canal 40, los anunciantes boicotearon el canal retirando su publicidad y el canal quebró.

4. Y también hace unos años, Tomás Mojarro El Valedor promovió un boicot contra Procter & Gamble, quien se negaba a contratar egresados de la UNAM y del Poli. Fue retirado de la programación so pena de retirar la publicidad.

No dudo de la buena intención de los tuiteros, pero sí la cagan miserablemente. Imaginen a los ejecutivos de Televisa: "No mames. Los tuiteros ya no van a ver los canales el fin de semana". Aún si cumplieran, el lunes el mundo vuelve a ser el mismo.

Otra falla: Buena parte de los tuiteros promotores de por sí no ven televisa. Y quienes sí se la pasan pegados ahí no tuitean o, peor aún, no tienen acceso a internet.

¿Por qué nomás Televisa? ¿Qué hay de Tv Azteca? ¿Qué hay de otros canales de televisión de paga?

¿Por qué sólo 48 horas? ¿Por qué no hacer permanente el veto? ¿Temen que les dé crisis de abstinencia y vayan a andar como Raga Górgori?




Pongámoslo simple: Nosotros pagamos por bienes y servicios. Si no nos gusta alguno no nos vamos a poner a exigir que lo cambien, nomás ya no lo compramos. Punto. Con la televisión es lo mismo. ¿Cuándo quitan o cambian un programa? Cuando nadie lo ve. ¿Es tan difícil de entender?

¿Quieren ponerse revolucionarios? Hagan las cosas bien.

¿No les gusta lo que hay en la tele? No la vean

¿No les gusta el servicio de Telcel? No lo compren

¿No les gusta el pan Bimbo? No se lo traguen.

Queda de ustedes:

TORK: Bizcocho de Montecristo. Año 2010 E.C. - 11 E.E.

Tarde

Siempre llego tarde. Y no me refiero a cuestiones de puntualidad ─que eso da para su propia entrada─, sino a que siempre empiezo las cosas ...