viernes, 28 de agosto de 2009

¡Sigue al Buda! ¡Sigue al Buda!

Para que sepan cómo leer el título denle aquí:



Estudiar lo concerniente al hecho y al fenómeno religioso no sólo implica meterse con el xtianismo (por muy divertido que ésto sea). Implica meterse al estudio y el análisis de las diversas creencias religiosas que existen en este miserable planetita.

Parte de esa gama de creencias y manifestaciones es el Budismo, ese que fue originado por Cutberto Gaudasar Sidharta Gauthama en la India en el S. VI a.E.C. (trágate esa xtianismo) después de que, llevando una vida que envidiaría cualquier junior, decide irse a hacerle al monje al estilo de los ascetas brahamanes, que estaban de moda en esos años.

Ninguna religión, doctrina política o escuela de pensamiento se ha salvado hasta ahora de que, con el paso del tiempo, se haga un verdadero desmadre con los postulados originales; el budismo no es la excepción. Contrariamente a lo que se cree, en el budismo original no se tiene la idea de que Sidharta fuese un dios o un ente divino, sino sólo un iluminado (entiendan eso como puedan), lo que de entrada parece descartar el budismo como religión. Pero una religión no sólo implica un dios, sino agrupa varios elementos: experiencias sobrenaturales, vida ultraterrena y otros. Por lo que ni ellos se salvan de ser una religión.

Dentro de las chingorromil corrientes budistas que existen puedo mencionar 3:

  • Theravada. Lo más cercano al budismo original. Basados en el Canon Pali, aseguran la existencia del Nirvana y la existencia de otros iluminados además del Buda histórico.
  • Mahayana. Derivación más tardía que asegura que Buda es un dios y que ha tenido encarnaciones previas y posteriores, llamadas Bodhisatvas. Una vertiente de estos son los pinches orates del proyecto Maitreya.
  • Zen. La versión japonesa del Mahayana y una de cuyas expresiones más conocidas son los famosos jardines secos.


Mi experiencia con los budistas es escasa, pero eso no me impide saber algunas cositas:

Las festividades budistas son distintas dependiendo de la vertiente. Pero todas ellas celebran la Wesak, que es cuando el Buda (sic.) alcanza la iluminación, estando en la pendeja al más puro estilo Newton, nomás que no sé si a Sidharta también le cayó una manzana o un coco.

Convencido por Sidurti, que en aquel entonces era estudiante también de Historia e igual de interesada en las religiones, nos lanzamos a dicho festejo en el Centro Budista de la Ciudad de México en mayo de 2006 en la colonia Roma.

Debo decir que fue exactamente igual que cualquier retiro organizado por cualquier parroquia, como tantos en los que participé. La recepción no fue nada del otro mundo: anotar nuestros nombres y una "cooperación voluntaria". Nosotros sólo dimos $50.00 por los dos, lo que no se compara con las sumas obscenas que cobran en otros centros espirituales como Siddha Yoga y similares.

Se inicia el acto con una meditación en silencio que duró alrededor de una hora, estando nosotros sentados en unos pequeños bancos especiales para tal efecto, que yo ya los conocía porque de esos hay en algunos templos católicos para la oración contemplativa. Huelga decir que sólo aguanté como 10 min. porque los putos banquitos son bien pinches incómodos, de modo que me senté mas comodamente y terminé la meditación, en la cual me sentí a toda madre, nada que ver con el tormentoso acto de la oración contemplativa, que es más tortura que goce.

Acto seguido, una "plática" donde sólo se dieron algunos datos sobre la biografía de Buda y sobre la fiesta en cuestión. Parecían los temas que muchos de nosotros hemos oido en la parroquia mas cercana a nuestro corazón, hasta el tonito sonaba igual de condescendiente, aunque menos cagante.

Siguió después un pequeño grupo de discusión (sigue el paralelismo con los retiros) acerca de la plática y de nuesras impresiones sobre el centro. Los comentarios iban desde el "¡Ay! ¡Es que es chidísimo! ¡Se siente muy bonito!" hasta cosas como "¡No, esto es cosa del demonio!", sin faltar las acatarrantes preguntas de su servilleta, toreadas muy diplomáticamente por el expositor en turno.

Hasta ese momento sólo encontré una diferencia con los retiros clásicos: no dan gafetes. Pero después encontré otra: a la hora de la comida no hay bendición de alimentos (y bendije que no hubiera bendición). En la dicha comida todo es vegetariano y sin sal, a excepción de unas papas Sabritas que sirvieron ya sin bolsa. Aunque la comida era sabrosísima y de que tragué como pinche marrano, no me llené. Tuve que completarme con una hamburguesa doble ya en casa.

Al final hubo un evento llamado Puya en el que ya no nos quedamos porque ya estabamos hasta el gorro de lo ocurrido en el día... y de la que nos salvamos

Después de aquello he de decir:

Ni madres que me hago budista.

Queda de ustedes:

TORK. Bizcocho de Montecristo. Año 2009 E.C. - 10 E.E.

Tarde

Siempre llego tarde. Y no me refiero a cuestiones de puntualidad ─que eso da para su propia entrada─, sino a que siempre empiezo las cosas ...