lunes, 5 de mayo de 2008

El Circo del Absurdo No. 2

Damas, caballeros, vampiros, quimeras y demás fauna que nos honra con su dignísima presencia… ok ya. Muy mamón el saludo.

Presentamos a ustedes nuestra segunda función del ya famoso Circo del Absurdooooooooooooooo

ooooooooooooo.

Y ya sin mayores preámbulos, cual rayo veloz, cual centella fugaz y a la voz de ya (Garchilango de la Vesga dixit) esto versa así:

En la función pasada nos enteramos de una cosa medio rara que algunos lunáticos con pinta de sabelotodo llaman escepticismo. Pues bien, como dijera el Gerásimo: Seguiremos continuando.

Por ser esta la segunda función y viendo que hubo mucho público no-escéptico (no se preocupen, esto no es de membresías, así que esperamos que haya más) y habemos muchos no-científicos, nos remitiremos a medio seguir explicando qué carajos hay con el escepticismo, entrando un poco en materia.

En su forma más simple nos permite no creernos cualquier cosa que oimos sólo porque la dice alguien conocido, o famoso, lo cual nos permite ser, cuando no completamente inmunes, sumamente resistentes a cualquier clase de engañifa, manipulación, choro, espectáculo, etc. Incluso les puede permitir ver algo de esto que (involuntariamente) se encuentre en alguno de los actos de este circo, al fin que se vale dudar de todo. Todo lo anterior me remite a algo muy importante: ¿De qué se tiene que cuidar una persona? O para ponerlo en términos maniqueos ¿Cuáles son los enemigos del escepticismo? Enemigos hay muchos, pero generalmente pueden englobarse en 2 categorías: Pseudociencia y religión, aunque se dan casos en que una y otra parecen fusionarse.

Por cuanto a la primera, aunque tiene muchas facetas o, si se quiere, representantes, uno de los más famosos es aquel que sus defensores llaman Fenómeno OVNI y es la peregrina idea de que, como decía aquel chachacha, los marcianos llegaron ya. Siendo honestos, aunque muchos escépticos suponemos que está cab... difícil (perdón, se me olvida que es función familiar) que en un universo tan inmenso sólo haya vida en este mísero planetita, no hay una opinión monolítica entre la comunidad científica acerca del particular. Eso no obsta para que conste que haya muchos aferrados que sostienen que hay evidencias de vida extraterrestre, por muy sencillo que sea rebatir sus alegatos y pese a que en el universo hay mas que investigar que sólo buscar naves. Afortunadamente el escepticismo entra al rescate y nos permite ver que no cualquier cosa que veamos en el cielo es un platillo volador y que, aunque presenciemos algún evento o fenómeno sorprendente por desconocido, eventualmente todo tiene explicación a luz de la ciencia. Cito a mi profesor Federico Bolaños: La ciencia es la actividad humana por excelencia.

Por lo que toca a la religión: Tema espinozo y uno de los favoritos de éste, su presentador. Tema en el cual el escepticismo tiene mucho qué hacer. Aclaro: Todo ser humano es libre de creer en cualquier poder superior y el grupo religioso que crea que lo representa si así le da la gana y no se le reprochará, aunque no estemos de acuerdo y nos duela. En esos casos, el escéptico sólo puede rezarle a la Gran Zanahoria y al Monesvol (deidades de los escépticos y de las que se hablará en funciones próximas) para que esas creencias no los destruyan. La puerca tuerce el rabo cuando, en nombre de un poder superior (un dios pues), una institución religiosa pretenda imponer condiciones a todos los seres humanos, incluídos los que no le hacemos caso y huimos. Que pretendan que un gobierno laico enseñe sus doctrinas, que hablen de cielo e infierno, cuando se sabe que el universo no es una casa de 3 pisos (cielo, tierra e infierno); cuando esperan que ese gobierno eduque a la niñez con sus lineamientos, aún en contra de lo que una ley laica determina (y que para hacerlo pasó sobre aquella) y pretender ser guias morales controlando conciencias a través de causar culpa por actos completamente naturales. Más indignante resulta ver que parte de ese gobierno les regala dinero en cantidades exorbitantes. El escéptico, al darse cuenta de esos atropellos no puede menos que indignarse, máxime cuando se da cuenta para lo que podría servir ese dinero brindado ilegalmente a una clase que se siente sagrada.

Como verán el escepticismo da para mucho. Esto sólo es una parte pequeña de la gran panorámica que se nos abre cuando decidimos pensar con cabeza propia. En próximas funciones estas cuestiones podrán verse ampliamente.

Por hoy ha sido todo. Espero que se hayan divertido con el show.

Agradezco la participación de todos los actores, cuyas funciones dan vida a este circo, así como a todos quellos lectores, para quienes está dedicado todo este esfuerzo.

Muchas gracias.

Queda de ustedes:

TORK: Bizcocho de Montecristo. Año 2008 E.C. - 9 E.E.

P.D. Se me olvidaba: Como se lo prometí a cierta bloguera: Aquí están los dulces:


Tarde

Siempre llego tarde. Y no me refiero a cuestiones de puntualidad ─que eso da para su propia entrada─, sino a que siempre empiezo las cosas ...