martes, 29 de enero de 2008

De herencias estelares, maussanismo y religión.

Buena parte de la blogósfera mexicana anda hablando del ridículo que hizo Jaime Maussan en televisión nacional hace unos días. Ya algunos blogueros de han encargado de describir el asunto, así que no abundaré mas. En cambio publico una entrada relacionada que quise hacer desde hace meses, pero que el dios de la hueva me había impedido realizar (es mas, todavía nos andamos aventando un tiro, así que si la entrada queda muy pinche significa que perdí).

Todo mi conocimiento del tema de los ovnis durante años se redujo a haber visto de niño los programas de Nino Canun en la tele (y haber ido a uno de ellos). Fue ya entrado en mis 20's que medio me interesé un poco más en estudios de astronomía (muy amateur), y ya en la universidad medio le entré al estudio de la historia del universo. Aún ando en el kinder en cuanto a conocimientos de astronomía se refiere, pero ya no me cuentean tan fácil (espero).

Pues una vez estando pendejeando en una TNT me encontré con Gabriel Chavez, (la voz de Montgomery Burns en Los Simpsons), quien me regaló una copia de su novela Herencia Estelar.

Muy pinche la portada


Ahora sí oculto mi nombre por pena.

Ya pasada la emoción del momento me dispongo a leer. En la contraportada ví que decía:

Un gran libro, uno de los mejores que he leído en cuanto al tema ciencia ficción, ovni, extraterrestre.
Lic. Jaime Maussan

Ya con eso me empecé a desanimar. En mi puta vida había yo leído un libro de ciencia ficción (hasta la fecha sólo he leído un par), pero ya un aval de esos como que no me gustaba del todo. El mismo Maussan se aventó el prólogo. Lleno de apologías a todas sus pendejadas:
  • Aferrado al caso de Kenneth Arnold.
  • Dice que, según Einstein, si algo supera la velocidad de la luz se desintegra.
  • Cito: "¿Se reconocerá que desde hace 50 años recuperamos naves y seres extraterrestres?" (énfasis mío).
  • Se hace una serie de chaquetas mentales sobre futuros contactos con extraterrestres, casi casi tipo Hombres de Negro.
Responder cada punto amerita entradas enteras, pero no lo pienso hacer, ya lo han hecho otros.

La novela en sí es a-bu-rri-dí-si-ma. Con personajes robotizados: Un científico atormentado por sueños que resultan mensajes telepáticos; una reportera que resulta contactada y que enamora al protagonista en la primera cita; el amigo-achichincle del científico, que cuando hablan entre sí me recuerdan aquella caricatura de las ardillitas hermanas que se hablan con toda propiedad y dulzura (puta madre, no me acuerdo de cómo se llaman esas ardillas, si alguien sabe dígame) y una restaurantera viuda que se liga al achichincle. Entre los que secundan al elenco está el presidente del país, que dada la temporalidad de la novela , es el picomichoacano Calderón y resulta todo un virtuoso y ecuánime líder de gobierno (uy sí), y otros personajes en los que no vale la pena detenerse.

Mención aparte merece Vriktor el extraterrestre, que viaja millones de kilómetros para ver a los mexicanos y dejarles 3 regalos: Son el cielo, la luna y el mar, digo, un espejo milagroso, con rayos X y capacidad de curación instantánea; una montaña de varias toneladas de oro puro (pero puro, no chingaderas), del cual tratan de robar una parte en lo único medianamente interesante; y un tercer regalo del cual les hablo más adelante.

La trama es plana y simple: Una nave espacial se dirige a la Tierra, telepáticamente avisan de su llegada al meritito Zócalo, mostrando su preferencia por México a nivel mundial (ya ni la guadalupana) y les regala una montañota de oro con las instrucciones para explotarlo.

Para hablar del tercer regalo mejor los dejo con las ultimas líneas de la novela:

... (la vida) es igual en todo el Universo, guiada por un mismo sendero iluminado por la luz de la fuerza más poderosa, única y capaz de mover todo lo que existe y dar vida al ser universal. Levantó (la protagonista) el libro abierto y todos los habitantes de este hermoso y cambiante planeta leyeron la traducción del magnífico obsequio... ¡"La Biblia"!

Así termina el libro.

¡Putísima madre! Ahora resulta que hasta los extraterrestres le van al diosito bíblico y que Jehová-Yahvé mandó perros falderos a millones de kilómetros para traer un libro viejo lleno de leyendas... ¡Que se escribió aquí!

Basura paranormal y religiosa en un sólo tomo... y sumamente aburrido. Y el título ni siquiera es original, sino que es el mismo de la novela de José Vázquez Álvarez Icaza de hace 20 años. Y para acabarla tiene en el congelador un segundo libro llamado "El señor Burns y yo". Ignoro si ya se publicó, yo honestamente espero que no.

Mejor que siga actuando el señor porque como escritor es un asco.

Queda de ustedes:

TORK. Bizcocho de Montecristo. Año 2008 E.C. - 9 E.E.

Actualización: ya habiendo terminado esta entrada me enteré de que Martin Fragoso (ignoro si es el mismo de las patillas de Asimov) dedicó unas líneas al mamotreto este. Léanlo, esta mejor y explica las cuestiones científicas que yo no pude.

Tarde

Siempre llego tarde. Y no me refiero a cuestiones de puntualidad ─que eso da para su propia entrada─, sino a que siempre empiezo las cosas ...