sábado, 14 de febrero de 2009

Sobre valentines

Otra vez es 14 de febrero y con él viene toda la puta parafernalia de corazones, flores, peluches varios, globos de lo más llamativos y pulpos gigantes

¿Qué? ¿Creían que era broma lo del pulpo?

Otra vez podremos apreciar todos los lugares públicos hasta la madre de gente: Bares, retaurantes, taquerías, hoteles y moteles, etc. Y otra vez mucha gente haciendo billete con una tan cursi como inútil celebración.

¿Pero de dónde viene esa celebración? ¿Cómo es que estamos hundidos en esa mierda que es tener que celebrarle un día especial al amor cuando podemos hacerlo cualquier día y sin necesidad de ser bombardeados por publicidad y un lavado de cráneo que hace creer al que se deja que quien no regala ese día o no se la pasa con sus amigos y/o pareja es, aparte de inadaptado, insensible y no ama de verdad? Sigan leyendo:

Primero que nada, la idea de buscar el lugar específico en el que residen las emociones es viejísima, data de milenios incluso, tanto el latitudes lejanas como por estos lares:
  • Algunos grupos mesoamericanos consideraban que el pensamiento residía en el cerebro y en el corazón de forma fragmentada, mientras que las pasiones residían en el hígado.
  • Los babilonios también consideraban el hígado como la sede de todo lo referente a la cuestión afectiva.
  • Los egipcios consideraban como foco anímico importante y asiento del alma el corazón.
Luego el nombre de San Valentín ¿Quién carajos es ese santo?

Pues resulta que, según la hagiografía cristiana no es uno, sino 8. De los cuales los más famosos son 2, que pertenecen al S. III E.C. Uno era sacerdote y médico y el otro (de quien se sospecha era sólo un doble) era un obispo. Lo curioso es que a los 2 se los chingaron un 14 de febrero, en las vísperas de las Lupercales.

Si acaso el médico es el que se asocia con el amor, ya que se lo chingaron por casar parejas mediante el rito cristiano y como que al imperio no le hacía mucha gracia el asunto. Ya por el 350 E.C. le construyeron una iglesia en la Via Flaminia y el 1988 se publicó una noticia en la cual dice que se encontraron sus restos en Madrid. No me pregunten de qué fecha datan esas reliquias o cómo llegaron ahí.

Referencias posteriores aluden a que en el S. XIV Geoffrey Chaucer aludía a la creencia popular inglesa del 14 de febrero como fiesta del amor. Y aunque no se sabe con seguridad el origen de la costumbre, para el S. XVII, también en Inglaterra, ya se enviaban tarjetitas cursis hechas a mano y en el S. XIX los gringos, especialistas en desmadrar lo que tocan ya habían hecho de las tarjetas una industria. Y en México no se generaliza la costumbre hasta principios del S. XX.

Mi experiencia en el festejo de tan nefasta fecha es, afortunadamente casi nula. Jamás he dado o recibido un regalo en esos días, aunque una vez invité a salir a una amiga sólo porque el 14 habia caído en domingo y generalmente procuro (como hoy) estar encerrado mientras dura ese día. Eso no me ha protegido de reclamos y situaciones de peligro:
  • De esa ida al cine que les comenté se derivó después el que casi me rompieran la madre.
  • Eso de que "quien no regala ese día o no se la pasa con sus amigos y/o pareja es, aparte de inadaptado, insensible y no ama de verdad" que mencionaba al principio de la entrada me lo dijo ya saben quien, cuando no acepté salir con ella (y eso que ni novios éramos para ese tiempo).
Y podría seguirme con las escenas clásicas de estas fechas pero Rampael ya lo expresó mejor, así que vayan a ver.

Queda de ustedes:

TORK. Bizcocho de Montecristo. Año 2009 E.C. - 10 E.E.

Tarde

Siempre llego tarde. Y no me refiero a cuestiones de puntualidad ─que eso da para su propia entrada─, sino a que siempre empiezo las cosas ...