miércoles, 31 de diciembre de 2008

Amor y pensamiento crítico

¿Cuántas veces hemos oído/leído/dicho que cualquier individuo, por muy pelmazo que sea, revisa dentro del cofre cuando compra un carro? ¿Por qué no podremos hacer lo mismo a la hora de meternos en un desmadre amoroso? ¿Cómo es que no hay (o no conozco) un cofre que podamos abrir para ver si el chicotito que nos echamos encima nos va o no a salir defectuoso?

Bien dice el sabio Polo Polo:
Y ya ves que cuando uno se enamora hace taaaaaantas pendejadas...
pregúntamelo a mí...
ahí ando mandando aviones a recoger viejas...
pa'que luego me manden a la chingada...

Cuando hablamos del amor en las relaciones de pareja nos estamos metiendo en una zona en donde de nada valen los razonamientos, donde el más listo pierde (y la mas lista gana) y donde, sin importar la inteligencia, hacemos un chingo de pendejadas, pues mientras unos se tiran al drama, otros se casan, y otros cuando la ven cerca nomas tragan saliva.

Siguiendo el ejemplo de mi maestro involuntario de ilustrar con botones de muestra (y conste que sólo digo ilustrar), narro a uds. el caso mas tortuoso que he sufrido como ejemplo de que el ser humano no es un ente racional, de cómo es fácil chingar a otros cuando los vemos con problemas con el chicotito, pero que cuando nos toca a nosotros nomás valemos madre, aunque nuestro caso sea más simple que los de aquellos a quienes jodemos. Muestro a ustedes cómo alguien puede ser tan imbécil para permitir ser pisoteado por otro, hacer concesiones en las que normalmente alguien puede negarse sin mayor problema y aún así recibir recriminaciones y, en general, dejar todo un rastro de pendejadas aún siendo consciente de ello.

¿Qué puede resultar cuando se combinan una persona egoísta, voluntariosa, chantajista, vanidosa e incapaz de amar, si no incondicionalmente, por lo menos de una forma normal con una débil, manipulable, temerosa y con ínfulas de sabihonda? Sigan leyendo:

A esta mujer (ayer cumplió 33 años) la conocí en mis épocas de maestro de catecismo en 1994, cuando yo era un chamaco imberbe que apenas empezaba y ella ya era una veterana en los equipos litúrgicos en una temporada en la que coincidíamos en los mismos eventos. Su entonces novio entró también a dar catecismo y eso hizo que nos conociéramos, convirtiéndome en amigo de la pareja; seguido nos encontrábamos (tanto ella como una novia mía vivían en el mismo rumbo) y cotorreábamos ampliamente.

Es en 1996 cuando realmente empieza este desmadrito:

Por aquellos momentos ellos tenían serios problemas en su relación. Yo ya había notado en ella muchas actitudes que vería repetirse una y otra vez durante los siguientes años: Celos, manipulaciones, rebatingas... incluso supe que la mamá de ella alguna vez le dijo a él que mejor la dejara porque nomás lo iba a hacer sufrir (frase que años después la doña me repetiría a mí). Total que terminan y, por alguna razón yo soy elegido por ella para desempeñar el cargo de kleenex/confidente. Cuando supe me alegré por partida doble: Por una parte ella ya me gustaba (aunque me llevaba 2 años y como 15 kg.); por otra, cuando supe los pormenores, aunque mi actitud mostraba preferencia por ella, para mis adentros estaba de acuerdo con él por botarla. Mi cabeza se empieza a llenar de las clásicas chaquetas mentales que nos dibujaban eternamente felices en un mundo idílico, tal vez por eso no me fijaba en pequeñeces como que inmediatamente después se buscó otro novio (que después resultó gay), o que cada vez que nos veíamos de lo único que hablábamos era de ella.

En febrero de 1997, y mientras seguía con su novio, empezamos una relación de amiguitos (me encabrona el término amigos con derechos pero eso éramos). Yo estaba feliz, aunque insatisfecho, de ser el sancho mientras ella tenía lo que quería: un pobre pendejo rendido a sus pies sin ninguna clase de compromiso, dispuesto a correr a su lado cuando ella lo quisiera y que entendía que ella no siempre estaba disponible porque sus "responsabilidades" la tenían muy ocupada. Durante algunos meses mi interacción con ella se resumió a una obra de varios actos:

1. Llamarla el jueves para saber si estaría disponible el fin de semana. Si la respuesta era no se acababa la obra. Cuando respondía que ...

2. Llegar el sábado y el domingo en la tarde a su casa, donde transcurría la tarde entre quejas de su trabajo, de su novio, etc.; si bien me iba comía ahí (si no me la aventaba sin comer hasta después de las 10:00pm.), un rato de besos hasta que llegara su madre, que ni enterada estaba; un rato haciéndole al bien portado.

3. llamar el siguiente jueves.

A veces la rutina se interrumpía yendo al cine, ahí se iba lo poco que ganaba de mi trabajo.

Naturalmente yo no aceptaba esa rutina. Quería más, pero sabía que no lo recibiría, y era más el miedo de perder eso poco que mis güevos para enfrentar la situación.

En mayo me llevo un susto mayúsculo (y no les doy nada): Acabando de llegar de un viaje de trabajo recibo una llamada de su madre diciendo que esta pendeja había intentado suicidarse. Corro hecho la chingada a su casa y me entero de que se metió sepasuputamadre cuantas pastillas para dormir, lo que la llevó a una hospitalización y demás. En un rato a solas me cuenta que nunca olvidó al que la botó y que no podía más, que lo amaba pero quería verlo destruido (sic.), y un drama tamaño culebrón.


Aquí uds. sueltan un estruendoso:

¡Ay no maaaaameeeesss!


Y eso es lo que pensé: "Si alguien se quiere matar se mata y ya", no se anda con pendejadas de pastillitas, sobre todo si su madre posee una calibre 38. Ella misma confirmó esa idea: "Sí me quería morir, pero no quería una muerte violenta", incluso su ex-novio y mi viejo amigo le dijo lo que yo también pensaba: "Tú no te querías morir, nomás querías llamar la atención"... ¿y a poco no?

¿Y a poco no era para mejor voltear a otro lado y pasar a otra cosa? Pues sí

¿Y a poco lo hice? Pues no

Ahí va el pendejo del Bizcocho a ofrecerle su mano y su amistad, con todo y que ya se la peló con los besitos.

Conforme se fue recuperando yo albergaba ilusiones de que podríamos ahora sí estar juntos. Incluso hubo un indicio de esto una tarde solos en su casa (ni se emocionen, aún pasarían años para que yo perdiera la virginidad), mas la invitación a su fiesta de graduación como bibliotecóloga. Las ilusiones se vinieron abajo una semana antes de la gran fiesta, cuando me dijo que ya tenía novio... ¡plop!. Esa noche de graduación fue mucho tiempo una de las peores de mi vida: yo solo en un patio sentado en una silla de jardin mientras ella bailaba y se divertía adentro. Incluso hay una foto donde aparezco sonriendo muy a huevo.

Aquí podría terminar el relato. Con lo narrado hasta aquí uds. ya se dieron cuenta de cuan ojete era ella y cuan pendejo era yo... pero ahí no acaba. Es mas, apenas empieza.

Para este momento mi familia, mis amigos en la parroquia y hasta mis compas del CCH ya sabían la alimaña que tenía por amiguita. Yo también lo sabía, pero nunca lo acepté. A partir de ese momento y durante los siguientes 4 años ella no estuvo ni un mes sin compañía: Pasaba de un novio a otro y yo rellenaba los huecos (y eso no es tan excitante como suena). Huelga decir que en todo ese tiempo no hubo en mi vida nadie más, era ella y sólo ella.

A finales de 1999, y durante una visita de Onésimo Cepeda (hijo de su puta madre) a la parroquia tuvimos la última temporada de amiguitos, que se prolongó hasta marzo de 2000, cuando finalmente nos hicimos novios. Mi sueño se había realizado, ahora tenía la exclusiva, estaba con la mujer que amaba y no tenía ya que esconderlo... y es aquí donde empieza la parte mas gacha.

Resulta que ella era la típica novianenamujerexitosa. Platicar las linduras que viví me llevaría una entrada más larga de lo que de por sí va a quedar ésta. Mejor en su lugar les pongo algunas anécdotas nomás pa'que vean... y se rían de mí un rato.
  • Un eterno problema entre ambos fue la vida social. Ella es de las clásicas que se la viven en las comidas, los eventos mamones disfrazados de religiosos (bodas, bautizos, etc.), salidas a bailar y demás, con amigos sonobs y de la misma calaña; mientras que yo soy un misántropo irredento que prefiere estar echado viendo películas.
  • En una fiesta a la que nos invitó un amigo común me encontré con una antigua amiga, con la que bailé algunas rolas durante el huateque. No tengo que decir el pedo que se me armó por eso.
  • ¿Recuerdan aquello de que: tonto+tonta=embarazo, listo+tonta=aventura, tonto+lista=matrimonio, listo+lista= sexo y diversión sin complicación? Se me ocurrió mandárselo por correo. Me contestó con un reproche del tipo: ¿Así nos ves? ¿para tí en cual nos ubicamos? ¿eso opinas de las relaciones?
  • Compró 2 playeras iguales con un bordado de Piolín... ¡Y quería que saliéramos a la calle con ellas! Fue una de las pocas estupideces a las que pude negarme.
El Piolín bizcorneto es sólo ilustrativo
  • A lo que no me pude negar fue cuando una vez me hizo ¡Que le pintara el pelo! Imagínenme con guantes de bolsa de plástico y una botellita de tinte embarrándola mientras ella está enfundada en un camisón todo viejo y percudido.
  • En una discusión en la que hablábamos de los problemas de nuestra relación (traducción: se estaba quejando de mí) terminamos tablas. Nos reconciliamos y, acto seguido me dice: Y sí estás descuidando la relación.
  • Una vez, cuando estuvo enferma, me pasé 3 días tratando de animarla. Traté de hacer que saliera, de que aceptara rentar una película o algo, sin éxito. Acordé que llegaría a cierta hora y no la encontré; media hora después llega con 2 de sus amigos y me dice que me llamaron en la mañana y me invitaron a desayunar y me fui. Es decir, una llamada de sus cuates hizo lo que yo no pude en 3 días.
  • Una vez me llama para decirme que está enferma y que pasara por ella a su trabajo. Yo tenía mucha tarea y le dije que no podía, a lo que respondió con un: descuida, estoy en mi casa. Ya ví que puedo contar contigo. Lo que hasta la fecha no sabe es que media hora antes llamé a su trabajo y me dijeron que no había ido, de manera que cuando me llamó para hacer su pancho yo ya sabía que estaba en su casa.
Y ya le dejo o me da el año nuevo escribiendo.

Esa difícil relación duró 10 meses, al final resultaba un martirio pasar tiempo juntos y terminamos por agotamiento, sin mencionar que yo sospechaba que me engañaba. El pretexto fue una crisis depresiva que me azotó en aquella época, en la que dije que me sentía muy mal y no me alegraba nada. Su revire fue: pues si nada te alegra es obvio que yo tampoco y no tiene caso seguir así. Imagínense el golpe para mí, estuve con ella en sus peores crisis y ella me dejaba en una crisis mía, ese fue mi regalo del Día de Reyes de 2001. Ella siempre lo negó, pero si a otros los engaño conmigo ¿por qué a mí no me iba a hacer lo mismo?

Pero la pesadilla continúa. Unos días después de la separación la llamé y le pedí vernos. Nos encontramos y, adivinaron, le rogué que volviera conmigo. Obviamente se negó (y seguro se rió de mí) y me aventó toooooodos los clichés del caso: Necesito tiempo para mí, estoy muy dolida, no quiero salir con nadie, etc.; la versión oficial es que empezó a salir con otro a sólo unos días de terminar nuestra relación, seguro que desde antes se veían pero eso ya no importa.

Depresivo como soy me hundí cada vez más. Supe que iba a casarse y que sus planes se frustraron... y ahí voy de nuevo. Pero esta vez caí mas bajo: en vez de escribirle o decirle cara a cara lo que quería ¡Le grabé un cassette de una hora rogándole que volviera! Nos volvimos a ver y esa entrevista fue copia al carbón de la anterior, salvo que para entonces (era enero de 2002, había pasado un año exacto desde que terminamos) ya traía el pelo pintado de rubio, usaba frenos y traia armadura faja reductiva y a mí se me notaban los bíceps y los pectorales por un año dedicado al gimnasio. Después de eso salimos un par de veces, pero nunca pasó nada.

En 2003, cuando empecé a estudiar Historia nos volvimos a ver. Para quienes no conocen Ciudad Universitaria: la Facultad de Filosofía y la Biblioteca Central (donde ella trabaja hasta la fecha) son vecinas, así que el encuentro era inevitable. Antes de ello y gracias en buena parte al ejercicio había podido reponerme y parar esa racha de hundimiento, o al menos eso pensaba, al volver a verla me di cuenta de que sólo había presionado el botón de pausa, y mis sentimientos hacia ella estaban intactos. Una sola cita bastó para que, en un rato de soledad en mi casa, ella me besara. Volví a emocionarme como si esos años y esos dolores nunca hubieran pasado, aunque me desinflé rápido. Al poco tiempo lo único que me dijo fue: ¿y si regresamos ahora sí vas a querer a mis amigos? y, después del consabido tenemos que hablar, se repitieron las frases cliché. Putísima madre. Pero el problema no es que ella siguiera siendo la egoista voluntariosa que siempre fue, sino que yo fuera tan pendejo como para pensar que sería diferente. Después de eso el trato fue cada vez menor, al grado de que actualmente ya ni siquiera nos brindamos el saludo.

Epílogo: Actualmente no sé nada de ella, sólo la he visto de reojo en la universidad y se ve gorda y vieja. Por mi parte también estoy gordo y viejo, pero feliz porque hay alguien que me quiere y que, por 4 años me ha soportado.

Amiguitos: Muchos blogueros, escritores y demás han tratado de despertar cnciencias para no dejarse engañar por charlatanes mágicos, engaños religiosos, acciones políticas rebasadas, etc. pero también en cuestiones del amor también hay que andarse con mucho cuidado.

Y para rematar, citando a Les Luthiers: No soy un completo inútil, por lo menos sirvo de mal ejemplo.

Queda de ustedes:

TORK. Bizcocho de Montecristo. Año 2008 E.C. - 9 E.E.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Vino sin mujeres ni canto

Alcohol... la causa y la solución de nuestros problemas.
Homero Simpson

Entrada dedicada obviamente al alcohol.

Una persona normal generalmente mientras crece y envejece va adquiriendo cada vez mayor resistencia al alcohol, de tal forma que alguien (mientras no sea A.A. o alguien candidato a serlo) puede brindar en las fiestas o desmadres sin agarrar una peda inmunda a las primeras de cambio.

Pero los blogueros no somos personas normales (algunos ni siquiera son personas), y en mi caso no se aplica lo del alcohol. Primero partamos del hecho de que tengo 30 años de edad. El sentido común dicta que a estas alturas pudiese estar en una fiesta, un coctel, un brindis o una cantina durante horas con la capacidad de aguantar lo suficiente para burlarme de algún pendejo que ya se haya guacareado o se haya quedado dormido. Pero resulta que es al contrario, entre más viejo soy menos aguanto el pedo. Les platico:

Mi primera peda fue a los 14 años con Bacardí Añejo y guacareada incluida. Creo que fueron 3 o 4 cubas, suficiente para noquearme y ponerme a dormir. Conforme pasó el tiempo y el desmadre de la escuela donde terminé la secundaria agarré algo de maña, aunque nunca pasaba del Añejo y del Don Pedro, tan de moda a principios de los 90's. Ya a los 17, con mis compas eclesiales, conocí las bondades del tequila, del mezcal y de otras bendiciones dionisiacas tan sabrosas (la fama que teníamos de pedotes no era gratuita). Se hicieron famosas las salidas a acampar con el único propósito de ponernos hasta la madre porque en nuestras casas nadie nos quería juntos. A esa época pertenece la anécdota del peor escándalo que armé en la casa de una futura novia.

En la H. ENEP Aragón la cosa no era mas leve. Todos los viernes terminaba en el Hospital... que era la cantina más famosa del rumbo, ahí sólo se servía tequila. En la todavía más H. Facultad de Filosofía conocí la maravillosa turbocina: Mezcal, agua y polvo saborizante marca propia de Superama. Por un tiempo fuimos conocidos como "Los Jets". Es celebérrimo el tocho que nos aventamos en estado etílico con unos pobres idiotas de Medicina por la golpiza salvaje que se llevaron y por cómo nos acusaban de dopaje.

La curva del descenso comenzó hace como 3 años, cuando en una navidad quedé fuera de combate con medio litro ¡de sidra!, cuando meses atrás, en un viaje a Taxco (a la edición anterior del evento narrado en la entrada pasada), me bebí una severa cantidad de vodka sin (casi) hacer gestos. Cada vez caí mas bajo en cuanto a mi resistencia etílica y mis deseos de hacer desmadre. Del mezcal, el vodka y el tequila he pasado a la sidra, la Viña Real (que siempre me gustó, pero me lo tomaba casi como refresco) y al Boones. La semana pasada toque fondo: Con un litro de sidra después de la cena navideña fue suficiente para irme a dormir como bebé.

Paralelamente se dio otro fenómeno igualmente vergonzante: Antes era necesario un impulso del bendito pedo para socializar, dado mi eterno carácter misántropo; ahora en cuanto empiezo a sentir los efectos del alcohol sólo pienso en dormir.

¿Verdad que doy pena?

Queda de ustedes:

TROK: Bizcocho de Montecristo. Año 2008 E.C. - 9 E.E.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Sobre los estudios (y los estudiosos) de la religión

Bizcocho culturoso


Ya les platiqué cómo le fue al pato.

Ya les platiqué cómo nos fue a nosotros.

Ahora toca platicarles qué carajos hacíamos en Taxco.

Primero una mini reflexión/chaqueta mental:

A raíz de mis andanzas y devaneos en el ambiente eclesiástico se me clavó la idea de que algo debe tener la religión que la haga ser una parte muy importante del ser humano. Como ya una vez platiqué, aún antes de salirme de la iglesia católica* anduve clavando la nariz en cuanto libro o sitio web tuve a mi alcance acerca de temas relacionados con las creencias religiosas (algunos de esos sitios los pueden uds. ver en la barra de la derecha en este mismo blog).

Cuando me convertí en estudiante de Historia el panorama se me abrió al encontrarme con cursos que hablaban precísamente de las inquietudes que andaba arrastrando... y me trajo muchas dudas más. Poco a poco fui cayendo en la cuenta de que, independientemente de mis consideraciones sobre la religión como producto de la debilidad humana y como instrumentum reigni (instrumento de gobierno), es necesario entender el fenómeno religioso como un componente básico del ser humano, que nos permite una mejor comprensión del mismo. Sólo a través de comprender la religión es posible una visión mas precisa de fenómenos como el avionazo a las torres gemelas, las peregrinaciones guadalupanas, las leyes del Código de Hammurabi o la muerte de los kriptonianos. Sólo la ignorancia hace aflorar comentarios como "los mitos son puro cuento", "son una sarta de mentiras", "eso ya está pasado me moda" y otros que yo mismo he dicho en algun momento.

Incluso para los no creyentes es necesario comprender estos fenómenos. No basta decir "dios no existe" o "la guadalupana es un fraude que inventaron para aplacar indios", sino que, además de que necesitamos entender cómo, por qué y contra qué estamos repelando, el entender el fenómeno religioso nos permite detectar el contenido (valga la redundancia) religioso de muchas conductas que en primera instancia parecen ajenas a dicho fenómeno, como la devoción futbolera, la marcha-peregrinación o la fe en los políticos.

Otra ventaja del estudio de estos desmadres es, precísamente, saber distinguir rasgos de verdadera devoción de turbias maniobras políticas, como lo son los mensajes y declaraciones del clero mexicano.

Ojo, no confundamos "comprender" con "justificar". Una de las consignas de la marcha atea fue "se respetan las personas, se cuestionan las ideas". Siempre será posible distinguir entre una religión que podremos considerar de lo peor, como el fanatismo islámico que reprime a las mujeres, de unos creyentes con temple cuyos actos son coherentes con sus creencias y que por ese solo hecho son dignos de respeto. El estudio del fenómeno religioso también permite tener una mejor perspectiva a la hora de discernir entre la búsqueda de justicia y la intención de hacer prevalecer criterios occidentales sólo porque son los nuestros. Difícil, pero posible.

Y dejo de lado otras razones por las que es necesario el estudio del fenómeno religioso para futuras disertaciones. Paso a platicarles qué pedo con el viaje y que pedo con algunos cabrones que se dedican a todas esas faramallas.

Como ya les dije antes, fuimos a Taxco al IV Coloquio Internacional Religión y Símbolo: "Religión y Multiculturalismo", que de internacional no tenía mucho, era puro mexicano, 5 españoles y un argentino. La organización estuvo a cargo de una mafia (a la que espero entrar algún día) llamada Sociedad Mexicana para el Estudio de las Religiones, cuya presidente y miembro vitalicio son 2 personas de todos mis respetos porque, como dice Tazy: los verdaderos genios, esos que saben de lo que hablan, no son mamones. Son las personas más agradables y accesibles que puede haber en el planeta.

Dra Yolotl Gonzalez Torres (izq. No sé si tenga parentesco con el Dr. Simi) y Dra. Rosa Ma. Martinez Ascobereta (mami de Sidurti). Respectivamente una de las fundadoras y presidente de la SMER


Desde el principio se notaron 2 cosas:
  • Los ponentes eran personas que sabían de lo que hablaban y mostraban gran erudición en sus ponencias
  • Todos ellos estaban dispuestos a hacerse notar metiendo su cucharota en las ponencias de los otros. Si estuviéramos en la secundaria lo que ellos hicieron equivaldría a estar sacándose el chile cada rato a ver quién lo tenía mas grande (con sus excepciones, ya que hubo quienes estuvieron en la mejor disposición de aprender de los demás).
La primer ponencia se llamó Religión, política y cultura en México hoy, y estuvo a cargo de Bernardo Barranco

Ese de la izquierda no es Mario Bros., es Carlos Garma

Y ya desde ahí la cosa se puso gacha, ya que pasó de una exposición del panorama religioso en México a una aburrida colección de anécdotas del clero católico (culpa no de él, sino de los otros ojetes que, con el pretexto de preguntar, nomás se adornaban).

Tocó después el turno de Adolfo Roitman, uno de los seres humanos más mamones e irritantes que alguna vez haya yo conocido (al fin argentino), no en balde era el que en cada ponencia levantaba la mano. Habló de Jerusalén y el Templo en la época bíblica y post-bíblica.

He de decir que el cabrón sabe mucho, pero su actitud es deleznable.

Luego se aventó su choro Luis Dutch, abad español, con el tema La universalidad del mensaje cristiano. Un viejito con un tono cansino y pasmado. naturalmente mostró sus apologías al xtianismo (no podía ser de otra forma), pero al mismo tiempo se mostró crítico y consciente de la decadencia del xtianismo y acuñó una frase mortal y contundente: Cualquier critica que sea critica de verdad tiene que comenzar por una autocritica


Después de aburrirme con el viejito tocó algo más ameno: Pedro Buendía y El valor simbólico y el significado del color verde en el Islam. La puso buena el wey, lástima que su comentarista lo echara a perder.

Segundo de izquierda a derecha. Aparte de ponerla bien demostró ser pedísimo.

El que tuvo buenas intenciones, pero se lo comieron los otros ponentes fue Luis Gomez, que habló de Hecho social e ideal normativo; un ejemplo budista. Es decir, concepciones budistas sobre moral. Bastante interesante.


Tocó el turno después a una de las mejores ponencias del coloquio: Fiestas en España: Comunidades festivas, integración social y espera pública, por parte de Javier Costa. Mostró varias tradiciones religiosas españolas que permiten la integración de las personas e hizo hincapié en el valor de algunas tradiciones como elementos de cohesión entre personas.


Poetico y simbolismo de la matrifocalidad en y desde la imaginaria religiosa del barroco hasta el Cante Jondo de Jerez de la Frontera. Tal fue el título de la siguiente ponencia a cargo de Manuel Lorente. A esta no me quedé porque no entendía ni madres. Y no porque el tema fuese complicado, sino porque literalmente no entendía nada, el acento del ponente era tan rebuscado que parecía que ladraba (como cuando Polo Polo cuenta chistes de españoles).

Nomas tomé la foto y me fui a la chingada...

... y me tomé unas chelas.

Y para terminar el evento, Juan Arnau habló sobre La ilustración perdida. Spinoza, el paradigma olvidado de la modernidad. Lamentablemente a esta no alcancé a llegar y sólo escuché que se la hacían de pedo por algunos comentarios sobre la filosofía kantiana.

En el momento de la foto estaba justamente rebatiéndole al pendejo de Roitman


Eso sí, haciéndola de pedo todo el evento y al final bien sonrientes.


Naturalmente no fue todo lo que aconteció, pero eso ya será tema de otra entrada. Además en algún otro momento les platicaré de otros eventos donde se ve y se muestra el nivel de egolatría de muchos estudiosos, de la importancia del estudio de las religiones y otras anécdotas afines.

* Hago la aclaración: Iglesias hay muchas, no hay que irnos con la finta de que sólo hay una; esa idea no es mas que producto de la publicidad y del ideario común (mono ve, mono hace). Siempre que alguien diga "La iglesia", hay que hacer o pedir la aclaración sobre a qué iglesia nos estamos refiriendo.

Queda de ustedes:

TORK. Bizcocho de Montecristo. Año 2008 E.C. - 9 E.E.

Tarde

Siempre llego tarde. Y no me refiero a cuestiones de puntualidad ─que eso da para su propia entrada─, sino a que siempre empiezo las cosas ...