martes, 17 de mayo de 2011

"Déjenme suficiente para caminar"

- "¿Y usted vende la sangre o la dona?"
- "No. Nomás la sangre"

Cuando era niño escuché muchas veces en la televisión cómo decían que "antes" la sangre era un artículo de compra-venta que circulaba en el mercado negro. Imaginaba yo escenas en callejones oscuros donde, como en las películas, unos güeyes cambiaban maletines de dinero por bolsas de plástico llenas de sangre, como si fuera agua o una caguama.

Años después, cuando rondaba yo los 20, escuché (o puse atención a) un comercial radiofónico de algo que anunciaban como la Operación salvavidas ("La gente es lo importante para nosotroooooooos"). Poniendo atención al comercial entendí que tal operación es el cierre que cada año realiza la Cruz Roja Mexicana (sí, ésa de la que Lonjho nos ha platicado algunas cosillas), en contubernio con el Grupo Radio Centro (que también tiene lo suyo) a su campaña de donaciones. En ese momento y por puritita curiosidad pregunté a mi madre: "¿Y si yo fuera a donar sangre?" Me cae que, si ella me hubiese dado otra respuesta, esta entrada sería completamente distinta. Ella, con todo su amor y sabiduría me dijo: "'tas pendejo. ¿Cómo se te ocurre que vas a ir a hacer esas cosas? Ni madres". De repente, y por el miedo respeto amor valemadrismo que mi madre siempre me ha inspirado, no dije nada. Pero para mis adentros pensé: "¿Ah sí? Pues ahora por mis pinches huevos me lanzo". Tomé nota del lugar y la fecha de recepción de donaciones y así, por mis huevos, entré a donar sangre.

Lo que en su momento constituyó un acto de rebeldía, digo, aceptémoslo, las mamás (con sus excepciones) no enseñan a sus hijos a ser libres, al contrario, para ser libres muchas veces hay que pasarles encima y... bueno ya; decía yo que con el paso del tiempo eso de donar sangre acabó volviéndose una filosofía de vida. Comprendo que, abasteciendo las reservas de los bancos de sangre, como los del IMSS (que serán muy ojetes, pero para eso sí son buenos y cuidadosos), es posible proporcionar ayuda con tanto pinche herido, accidentado, balaceado, operado, hemofílico y hemofóbico que cae en sus garras.

En el caso del banco de sangre del IMSS (en la Cruz Roja no sé) las donaciones de sangre son un requisito que se debe cubrir cuando se va a realizar una cirugía. La cantidad de donadores requeridos dependerá de qué tan cabrona sea la operación, desde un solo donador para una hernia hasta más de 10 para extirpar un cáncer marca te mamaste.

Desde entonces, y en el transcurso de 13 años, he donado sangre, entre donaciones voluntarias y donaciones de requisito para parientes y conocidos, y con un margen de +/-1 un total de chingoputerremilpinchecientas veces. Entre los "beneficiarios" de las donaciones se cuentan:
  • La campaña de la Cruz Roja con la que empecé esta entrada. Unas 6 veces. Ahí me di cuenta de que muchos llevaban registro de las veces que donaban porque cada 5 donaciones les regalaban un pin dorado. A mí nomás me regalaban discos, playeras y me atascaban de pastel y café.
  • La tía de una amiga. Que después se murió.
  • Mi abuela materna. Ahí mi madre se tragó sus palabras al ver que era yo el único que cubría los requisitos de donación y no le quedó mas que aguantar vara y acompañarme al banco de sangre.
  • Un tío abuelo. Hermano de la abuela de la vez pasada. Pinche viejito nomás no aguantó.
  • La mamá de Sidurti. Durante la entrevista (que más adelante les voy a describir para que sepan) me preguntaron: "¿Quién es... ?" Respondo: "Si sobrevive va a ser mi suegra" Preguntan: "¿Está muy grave?" Yo: "Dejen que sepa que va a ser mi suegra". Ahí supe que no le dieron a la doña mi sangre, mis glóbulos saldrían hechos la madre como el metal salió de Laurio (min. 1:08): Eso sí: he tenido ganas (y obviamente me las he aguantado) de echarle en cara cada ocasión en que mi sangre es aceptada y me declaran sano... luego les cuento.
  • La SSA. Una vez tenían una unidad móvil estacionada afuera de la Facultad de Filosofía y Letras y estaban haciendo promoción entre los alumnos, llenos de caféina, alcohol y mota. Ese día tenía un hambre terrible y una hueva enorme de ir a una cafetería a desayunar, por lo que decidí, literalmente, pagar con sangre mi desayuno. Eso sí, me tuvieron bien apapachado durante el proceso.
  • El papá de una compañera de la facultad. En esa ocasión doné plaquetas.
  • La mejor amiga de mi hermana. Una chica que fue nuestra vecina. Ésta fue la donación más reciente.
¿Cuál es el atractivo de donar sangre?

A primera vista ninguno. Se pierde tiempo, es engorroso tratar con la gente de los hospitales, anda uno hambreado y de malas, queda uno como trapeador (particulamente en el caso de donar plaquetas), pinche refrigerio feo, quien recibe la donación lo agradece al punto del fastidio... ufff

¿Entonces por qué o para qué lo hago?

Nunca ha sido una sola razón. Algunas veces ha sido por rebeldía y otras curiosidad, aunque siempre están presentes otras 2 razones: porque puedo y porque quiero. A lo largo de los años he tenido diferentes propósitos para hacerlo: llevarle la contra a mi pinche madre, comer pastel, un desayuno gratis, quedar bien con mi novia, Un examen médico "gratis" etc.

Quedando satisfechas las ganas del chisme sobre el cuándo, el dónde, el por qué y el para qué queda platicarles otra cosa: el cómo. Voy a aprovechar que fui hace unos días a hacer una de esas donaciones para platicarles cómo está este desmadre. Los que me siguen en tuiter se acordarán porque estuve jode y jode mientras duró el proceso. Aclaro que, tanto en el IMSS como en la Cruz Roja, se sigue (con algunas diferencias de detalle) el mismo proceso.

Antes que nada sepan los requisitos que tienen que cumplir en caso de que acepten (o los embarquen para) donar sangre:
  • Llevar una identificación oficial: Credencial de Elector (nada de mi IFE, no sean mamones), licencia de manejo, pasaporte, cédula profesionar (¡epa!), cartilla (militar o del IMSS).
  • Tener entre 18 y 64 años de edad. Un morro o un viejito se secan.
  • Pesar más de 50 kg. Charales y anoréxicas mejor ni le muevan.
  • No padecer, entre otras, anemia, hepatitis, diabetes.
  • No haber tragado grasas (carnes, garnachas, tamales, etc) en un lapso mínimo de 6 horas. Se pueden atascar de fruta, jugo, café o agua. Es ésta ya se ablandaron, antes eran 8 horas y andar hambreado a huevo.
  • No beber o empastarse 72 hrs. antes de la donación. Sus chelitas y su paracetamol tendrán que esperar.
  • Haber estado un año sin endodoncias, acupuntura (ésa si pueden mejor nunca se la hagan), tatuajes o perforaciones.
  • Una semana sin catarro, tos o diarrea.
  • No haber tenido cirugías en un año.
  • No ser homosexuales o bisexuales. Éste es un punto polémico y sobre él comentaba Mauricio en el tuiter que es francamente discriminatorio. Yo no estoy tan seguro, aunque no puedo afirmarlo. Surge de la idea de que la práctica ruda (rudíiiiisima) de las relaciones homosexuales sugiere un foco de infección. No estoy en posición de afirmarlo o negarlo. No tengo la información.
Actualización: Hereje blasfemo hace un comentario muy apropiado acerca de este asunto. Pego aquí lo que dice, que me parece excelente y digno de toma en cuenta para evitar acciones discriminatorias:

Respecto los requisitos, los que hacen referencia a opciones sexuales, son claramente discriminatorios. Es la práctica sexual de riesgo, es decir sin protección contra ETS, la que pone en riesgo la donación, no la homosexualidad, la bisexualidad o la promiscuidad. La pregunta debería ser "sexo sin protección". A lo mejor, tu pareja, heterosexualísima y casada ante los ojos de Diorrrr, te la está pegando con el sidoso de tu vecino -esto lo digo, por supuesto, con ironía, que el SIDA es una soberana putada-. Además, para eso están las pruebas previas que te hacen en las muestras.

  • No ser o haber sido prostiprestas, drogo o haber tenido más de una pareja sexual en un año.
En el caso de las mujeres:
  • No estar embarazadas ni con hijos de menos de un año. De por sí no pueden con ellas mismas.
  • No traer marea roja. Aunque esta restricción podrían quitarla y favorecernos a todos. Digo yo.

Nada simple ¿verdad? Así qué pinches ganas van a dar de donar.

Bueno ya. Les platico.

Llegué al banco de sangre de La Raza, donde me esperaba el papá de la paciente que, como dije, era la mera cuata de mi hermana y me dio este papelito:


Tiene que traer los datos del paciente, así como el hospital donde está. Les van a preguntar. En el caso de La Raza y del Centro Médico S. XXI. hay varios hospitales y especialidades. Asegúrense de saber bien cuál es porque, si dicen "está aquí en el Centro Médico", me los van a mandar a la gáver hasta que sepan bien dónde.

Tuve que llegar temprano porque abren a las 7:00 am y desde antes se hace una pinche colota y se arma desmadre. Abrieron a las 7 en punto, nos pasaron a unas sillas y nos explicaron cómo iba a estar el pedo. Nos dieron unas hojitas con los requisitos que ya leyeron (y si no los leyeron regrésense huevones) y donde teníamos que marcar si cumplíamos con todo. Bien obediente llené y entregué mi cuestionario mientras me quejaba en tuiter del hambre y, tras darme una tira con etiquetas impresas com mi nombre, me mandaron a la toma de signos vitales: estatura, peso, presión arterial y temperatura. Junto a mí iba una pobre doña a la que nomás le dieron los datos del paciente pero no le explicaron (culeros) cómo era el proceso y estaba bien espantada. Ya le fui platicando y se iba tranquilizando.

Acto seguido fui a una ventanilla donde corroboraron los datos de los pacientes y los de los donadores, con huellas digitales y todo. Conmigo no hubo ningún pedo porque, como ya había ido ahí antes, ya me tenían fichado. Casi inmediátatelasmadresmente pasé a la toma de muestra, donde me la clavaron (la aguja) para llenar un par de tubos de ensayo, que iban a ser analizadas para asegurarse de que lo mío no fuera alcohol o atole. Para ese momento en el tuiter estaba un candente debate sobre lo más puerco que habíamos comido en la calle (sigo esperando atorar ese carrito de tacos de suadero).

Pasé luego a un consultorio donde una dra. me interrogó sobre los requisitos que vieron líneas arriba. Aparte me hizo más preguntas. Entre otras saber qué me he metido y qué me han metido. Hace un par de años preguntaban muy decentemente si había estado preso, lenguaje eufemístico para tratar de averiguar si, por un lado he compartido agujas y, por otro, saber si me han dado por atrás. Esta vez las preguntas fueron directas y sin salivita. Me preguntaron si mi pareja había tenido otros compañeros sexuales o enfermedaders de las ya mencionadas. Y como ella es una santa le dije a la doctora que no, que mi noviecita era santa y que no anduviera preguntando cochinadas.

Tras el interrogatorio me dieron otros papeles y me mandaron a la sala de sangrado, pues mis exámenes estaban chidos, sin enfermedades, ni colesterol y ninguna de esas pendejadas que sufren los mortales. Tras dedicarle la donación a mi suegra obedecí y fui a la sala. Ahí me dieron un último cuestionario donde, en pocas palabras el mensaje es: "Ya cumpliste tu requisito de donar. Di la neta ¿sirve tu sangre?" Contestado ese cuestionario nos hacen lavarnos y sentarnos en una silla inclinada con el culo brazo al aire, de preferencia el brazo contrario al que se uso para extraer la muestra, nomás que los culeros me agarraron del mismo brazo y me la volvieron a clavar (la aguja). Tenía los 2 piquetes juntos, parecía que me había mordido un vampirito. procedió entonces el sangrado. Se trataba de llenar una bolsa con 450 ml. de mi preciosísima sangre, sin cruzar la pierna (neta) y sin dormirme.

Acabando el sangrado, que duró como 10 min. (el tiempo depende de cada uno, hay cabrones que pasan media hora y nomás no llenan la bolsita) me pasaron a una cocineta, donde me tocaba tomar mi refrigero, consistente en una botella de jugo, un huevo duro, un sangüich, una gelatina, una fruta y un sobrecito de sal. Nomás me tomé el jugo y salí hecho madres a trabajo social nomás para reportarme. Anteriormente daban un papel para presentarlo en el hospital donde estaba internado el paciente y comprobar la donación. Ahora ya nomás se envía el reporte por correo electrónico al hospital en cuestión.

Mención aparte merece la donación de plaquetas. Ahí la cosa cambia un poco: El proceso es casi el mismo, salvo por la parte del sangrado. En vez de las sillas inclinadas lo ponen a uno en una silla con un chingo de mecanismos y una pantalla. Algo así:


Para no hacerlo tan complicado, el proceso de plasmaféresis (así se llama) consiste en extraer la sangre y pasarla por las madres ésas que están en la silla, colarla, es decir, filtrar las plaquetas y regresar el resto al torrente sanguíneo. Este proceso no tarda los 10 min. que decía yo hace rato, sino unas 3 horas o más. Aparte queda uno todo dado a la mierda y con ganas de aventarles en pinche refrigerio en la jeta, nomás que ni para eso tiene uno fuerzas. Por estas razones, lo complicado y tardado del proceso, la extracción de plaquetas vale por 2 donaciones ordinarias. Ideal para quienes necesitan muchos donadores o los que no pueden juntar los que les piden.

Donar sangre no es cualquier cosa. Háganlo si quieren y si pueden. Donen cuando lo necesite alguien querido para que la libre. Y donen para un enemigo o para alguien a quien le caigan mal, nada lo joderá más que saber que les debe, si no su vida, mínimo el culo.


Queda de ustedes:

TORK. Bizcocho de Montecristo. Año 2011 E.E. - 12 E.E.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Más pa' repartir

En una vieja entrada les platiqué algunos de mis traumas con la lectura. Les plátiqué cómo, a pesar de que no me gusta leer porque me obligaron, he encontrado en esa actividad (sí, aunque uno esté a dos nalgas en una silla, la lectura es una actividad) cierto gusto y cierto placer, además de haber aprendido dos que tres cositas.

La entrada de hoy, muy a tono con la anterior, busca compartir a ustedes algunos de esos textos que, considero yo, pueden servir o entretener. Como dije antes, no son recomendaciones de lectura, sino mi forma de compartir con uds. lo que he encontrado y de lo que me he enterado. Repito: no se pueden recomendar libros por la misma razón por la que no se pueden recomendar medicamentos: Es necesario conocer primero a la persona para poder recomendarle algo. Lo que yo hago no es darles la medicina, sino poner a su disposición la farmacia. Vayan con su médico para que los recete y, si se automedican mátense, muy su pedo.

Voy pues:



Referencia necesaria para aquellos que siguen con el dogma de: "Es que la Edad Media era oscurantista. La Iglesia lo dominaba todo y los pinches feudales eran unos malditos weeeee". Si bien la obra ha sido ampliamente rebasada y hay varias autores que han profundizado en estos temas (como Georges Duby y Joan Huizinga), esta obra de Pirenne es un muy buen punto de partida.



Un clásico y cotorrísimo volumen en el que LaVey sintetiza su doctrina, fusilándose a Nietszche y a Crowley entre otros, mostrando que Satán no existe y que su satanismo es en realidad un ateísmo práctico.



Ustedes pueden llamarlo San Mircea y pueden arrodillarse ante él. Considerado uno de los grandes del estudio del fenòmeno religioso. Escribió este librito para el gran público, explicando muy someramente qué transa con Lo Sagrado. Está muy simple. Hasta los ateos lo entenderían.




Obra de uno de mis maestros involuntarios. Muestra que las ideas, por muy puras que parezcan, son reflejo de nuestro propio ser y de nuestros deseos. Anacrónico por momentos es una excelente obra, digno producto de su tiempo y cuya tesis es aún válida.


Ahorita nomás les dejo ésos. Ya me conformo con que lean alguno. Con el tiempo, cuando mi biblioteca virtual sea un poco más extensa (y cuando me dé la gana), les pongo otros.


Queda de ustedes:

TORK. Bizcocho de Montecristo. Año 2011 E.C. - 12 E.E.

Tarde

Siempre llego tarde. Y no me refiero a cuestiones de puntualidad ─que eso da para su propia entrada─, sino a que siempre empiezo las cosas ...